lunes, 27 de enero de 2014

Educación, educación sexual y ley del aborto

 Educar no es prohibir, es construir, capacitar, renovar, fomentar y respetar las diferencias individuales. La educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica.
Las leyes no pueden quedar limitadas solamente a algunas personas o sectores sociales. Sin embargo hemos visto como un proyecto de ley tan importante como el que nos ocupa (el del aborto), solo es aceptado por una parte de la sociedad, y en Europa el único apoyo a este proyecto viene del Sr. Le Pen , persona que queda muy lejos de respetar las diferencias.
Nos encontramos en una encrucijada donde asignaturas son suprimidas y se intenta amordazar a las mujeres, con una ley, para que no puedan decidir.
Hablemos de educación sexual, cuyos objetivos consisten en ayudar a incorporar el sexo a la vida presente y futura de la manera más significativa posible y ofrecer una comprensión básica de todos los aspectos de la vida sexual para el momento en que se alcanza la madurez. Reconocer la existencia de diferentes pautas sexuales y usar el juicio crítico en controversias de carácter ético. La educación sexual es personalización, es humanización y al mismo tiempo responsabilización. Si hablamos de la población más joven es importante ahondar en el conocimiento de la realidad afectivo sexual ya que es un momento en el que su desarrollo personal está claramente marcado por el conocimiento de su cuerpo y de su sexualidad. Sin embargo en este momento, ante una ley del aborto -donde la libertad y los derechos de la mujer son apeados- como la que pretende imponer el P.P., nos lleva a los socialistas a recordar lo que ocurrió en 1985, cuando  tuvimos que debatir sobre la diferencia entre delito y pecado.
Al igual que la educación sexual es un aspecto de la educación general que debe estar integrado a la misma, que no se puede separar, relegar, u olvidar sin crear un grave perjuicio en la integración de la personalidad, pues somos seres sexuados y debemos ser educados como tales, pues el sexo es un elemento de la personalidad total. Existe la necesidad de evolucionar de una actitud de rígida dominación masculina y subordinación femenina. O de considerar a los sexos como idénticos en todo sentido, hacia un respeto flexible e igualitario de la responsabilidad individual aceptando los valores específicos y peculiares de cada uno.

Es por ello que los y las socialistas andamos en el empeño de que se conozcan “las gravísimas consecuencias” que tendría la ley del PP sobre los derechos y libertades de las mujeres españolas, e incluso “sobre nuestro sistema democrático”. 


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