Perdonamos todo, los ataques personales, las infidelidades, el cambio de pareja. (Todo ello entiendase politicamente hablando y sin cambiar de partido).A reconocer, en el mejor de los casos, la mitad de las cosas. A no ser democráticos, a pasar por rueda de molino, como puede ser el hecho de realizar dos actos (y que dos actos) en el Edificio del Banco de España, edificio controvertido por todo el dinero que supuso que sería para las arcas de la Comunidad y que fue.
Pero lo que no perdonan es que se les tenga por tontos, es que se mire para otro lado, cuando se les pide explicaciones a los dirigentes de turno.
El que sea vox populi lo que decía Velasco sobre modificar la plaza de las monjas y lo que perjudicaría a la/su haima en la fiesta de “las Bodas de Isabel” (recuérdese que hablamos de una fiesta de tres días) a la peña en las fiestas de “la Vaquilla” (recuérdese que hablamos de una fiesta de cuatro días). Por no recordar que solo se habla de los cuatro años de alcaldía del PSOE con Javier Velasco, en los actos electorales, cuando muchos/as de los allí presentes eran votantes de estos cuatro últimos años y nos dieron en las urnas 7 concejales, (y sin resolver aún la cuestión de porque se le dio la alcaldía al PAR).
También se extendió por la ciudad, antes ya de ver las candidaturas para las Cortes, que Pérez había solicitado ir en segunda lugar en dicha lista, pues había dudas de poder conseguir la alcaldía.
En fin lo dicho, si bien Marcelino Iglesias reconoció su parte de culpabilidad en el fracaso electoral del PSOE, eso no exime de expiar culpas a personas que forman parte de los comités y secretarías, que han hecho como esas figurillas de monos que se tapan los ojos, las orejas y la boca.
Ahora tenemos cinco concejales en el ayuntamiento, ese debe de ser el número mínimo que somos capaces de conseguir los que creemos en el partido, aún con lastre y todo.
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