Cuando llegó el Partido Popular a la mayoría de
ayuntamientos en las últimas elecciones, repetían lo que desde del Estado su
partido tozudamente aplicaba, “una economía de guerra”. Pero yo lo que
pretendía en un primer momento era hablar de la dignidad humana, como derecho
fundamental inherente al ser humano, lo que me ha hecho recordar que tanto en
los Pactos internacionales como en gran número de Constituciones hacen referencia
al respecto de la dignidad humana y que en la Constitución alemana
de 1949 en su artículo primero dice que: La dignidad humana es intangible.
Los poderes públicos tienen el deber de respetarla y protegerla.
También reflejan los textos citados la condena a una serie
de prácticas directamente contrarias al valor esencia de la persona, tales como
la tortura, la esclavitud, las penas degradantes, las condiciones inhumanas de
trabajo y las segregaciones o discriminaciones, entre otras.
Y ahora ante semejante definición ¿la falta de empleo para
seis millones de personas en edad laboral en cual tiene cabida, la esclavitud
de un resultado electoral que incumple el programa electoral, la pena
degradante del desahucio de familias completas, la tortura de tener que
renunciar a media beca de comedor para tu hij@, el capital –en personas- que se
van allende nuestras fronteras, la discriminación a la hora del uso de la
sanidad, de la educación?. Recuerdo que hubo ayuntamientos que fueron muy
explícitos a la hora de explicar los recortes, dijeron que no había ni para
papel higiénico. ¿Será pues que han utilizado para ello los derechos
fundamentales y por ello ahora nos piden actos de fe?. Ya lo dijo Marco
Aurelio: Van mal los asuntos humanos cuando queda solamente la fe en los
asuntos materiales.
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