lunes, 21 de junio de 2010

¡¡Adeus Saramago, Adeus!!

La primera palabra que aprendí en portugués fue, “obrigado”, y hoy debo de decir “muito obrigado” Saramago, pues solo él era capaz de escribir desde un sentimiento que muchos llamaron pesimista, sobre las grandezas y miserias del ser humano.
Lamento no haber podido leer aún Caín. Lo que sí hice fue comprarlo nada más salir al mercado, y en casa lo “devoraron” casi de inmediato. A mí particularmente me impacto (y lo sigue haciendo) Ensayo sobre la ceguera.

Tuvo la suerte de tener un físico que acompañaba a la idea de “hombre cabal y sabio”. Tuvo la suerte de encontrar una lugar como Lanzarote, una mujer como Pilar y una lucidez (triste, dolorosa, lucidez) hasta el final.

Soy de las últimas personas en escribir sobre la tristeza que deja al morir José, pero no por ello he dejado de acordarme de él (de tí).

¡¡Adeus Saramago, Adeus!!

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